martes, 25 de marzo de 2014

COMO PUEDES APRECIAR EN ESTA BELLA IMAGEN, LA LUCIERNAGAS ESTRELLAN UNA NOCHE.

Una luciérnaga no alumbra todo su camino
pero todas las luciérnagas estrellan una noche.
Como un tácito acuerdo cuando unas luciérnagas
se encienden otras se apagan.
Cuando se apaga un pensamiento se enciende otro
para que no te quedes a oscuras.
Un sapo se traga a la luciérnaga pero
no queda iluminado.
Los pensamientos de los hombres
son como las luciérnagas
mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche
pero si los aprisionas, se apagan.
La luciérnaga que prende su luz se arriesga
a ser descubierta y devorada por sus enemigos.
Así le sucede al hombre que se anima a decir
en voz alta su propio pensamiento.
Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas.
El hombre sabio calla lo que piensa cuando
es inútil decirlo.
Si todos los animales noctámbulos iluminaran
como la luciérnaga ,se acabarían las noches.
Si todos los hombres iluminaran con su propia luz
se acabaría la oscuridad.
Hay hombres que son como las luciérnagas:
iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña.
Hay hombres que son como la luna:
iluminan con luz fuerte y constante pero ajena.
No desprecies la luz de la luciérnaga porque
es un insecto pequeño.
Ni dejes de valorar lo que piensa el hombre
porque no tiene títulos ni dinero.
Anímate a ser como la luciérnaga
Y descubrirás que en tu vida
hay un poco de luz
para iluminar a los otros.

sábado, 22 de marzo de 2014

LUCIERNAGAS AMIGAS


LUCIERNAGAS AMIGAS DE MONICA LEPE CABELLO

2 de Marzo de 2011 a la(s) 19:11

Amigas luciérnagas

Pequeños insectos voladores

Hechas de noche y vida

De naturaleza y tiempo.

Hermanas de la luna y las estrellas

Y del silencio de las noches campesinas.

Amigas de poetas y cantores

Y de los niños olvidados

de la ciudad sin calma.

Música y misterio

Noche y luz

Naturaleza y vida

Silencio y canción

Verano y tiempo

Vuelo y esperanza

que hoy enciende mi vida de poesía.

miércoles, 12 de marzo de 2014

"POEMA PARA TI." de JONATHAN HERRERA R.



POEMA PARA TI... :

DE Jonathan Eduardo Herrera Rojas

Escrito en su Face Book.


31 de Julio de 2011 a la(s) 21:50
Quiero ser en tu vida, algo más que un instante,
algo más que una sombra y algo más que un afán.
Quiero ser en ti misma una huella imborrable
y un recuerdo constante y una sola verdad.
Palpitar en tus rezos con temor de abandono.
Ser en todo y por todo complemento de ti.
Una sed infinita de caricias y besos,
pero no una costumbre de estar cerca de mí.
Quiero ser en tu vida, una pena de ausencia
y un dolor de distancia y una eterna amistad.
Algo más que una imagen y algo más que el ensueño
que venciendo caminos llega, pasa y se va...
Ser el llanto en tus ojos y en tus labios la risa,
ser el fin y el principio, la tiniebla y la luz
y la tierra y el cielo... y la vida y la muerte.
Ser igual que en mi vida has venido a ser tú...

sábado, 8 de marzo de 2014

UNA NOCHE DE LUCIERNAGA

Una noche
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,
Una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lánguida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!

Esta noche
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
por el infinito negro,
donde nuestra voz no alcanza,
solo y mudo
por la senda caminaba,
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida
y el chillido
de las ranas,
sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
¡entre las blancuras níveas
de las mortuorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada...

Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!...

                           JOSÉ ASUNCIÓN SILVA


viernes, 7 de marzo de 2014

jueves, 20 de febrero de 2014

LAS MARIPOSAS




Poema Las Mariposas de Manuel Gutierrez Najera

Ora blancas cual copos de nieve,
ora negras, azules o rojas,
en miríadas esmaltan el aire
y en los pétalos frescos retozan.
Leves saltan del cáliz abierto,
como prófugas almas de rosas
y con gracia gentil se columpian
en sus verdes hamacas de hojas.
Una chispa de luz les da vida
y una gota al caer las ahoga;
aparecen al claro del día,
y ya muertas las halla la sombra.
¿Quién conoce sus nidos ocultos?
¿En qué sitio de noche reposan?
¡Las coquetas no tienen morada!…
¡Las volubles no tienen alcoba!…
Nacen, aman, y brillan y mueren,
en el aire, al morir se transforman,
y se van sin dejarnos su huella,
cual de tenue llovizna las gotas.
Tal vez unas en flores se truecan,
y llamadas al cielo las otras,
con millones de alitas compactas
el arco iris espléndido forman.
Vagabundas, ¿en dónde está el nido?
Sulamita, ¿qué harén te aprisiona?
¿A qué amante prefieres, coqueta?
¿En qué tumbas dormís, mariposas?
¡Así vuelan y pasan y expiran
las quimeras de amor y de gloria,
esas alas brillantes del alma,
ora blancas, azules o rojas!
¿Quién conoce en qué sitio os perdisteis,
ilusiones que sois mariposas?
¡Cuán ligero voló vuestro enjambre
al caer en el alma la sombra!
Tú, la blanca, ¿por qué ya no vienes?
¿No eres fresco azahar de mi novia?
Te formé con un grumo del cirio
que de niño llevé a la parroquia;
eres casta, creyente, sencilla,
y al posarte temblando en mi boca
murmurabas, heraldo de goces,
«¡Ya está cerca tu noche de bodas!»
¡Ya no viene la blanca la buena!
¡Ya no viene tampoco la roja,
la que en sangre teñí, beso vivo,
al morder unos labios de rosa!
Ni la azul que me dijo: ¡poeta!
¡Ni la de oro, promesa de gloria!
¡Es de noche… ya no hay mariposas!
¡Ha caído la tarde en el alma!
Encended ese cirio amarillo…
¡Las que tienen las alas muy negras
ya vendrán en tumulto las otras,
y se acercan en fúnebre ronda!
¡Compañeras, la pieza está sola!
Si por mi alma os habéis enlutado,
¡Venid pronto, venid mariposas!