EN EL DIA DE LAS MADRES.

LA MADRE LLEVA AL HIJO NUEVE MESES EN EL VIENTRE...,
DOS AÑOS EN LOS BRAZOS....,
Y
TODA LA VIADA EN EL CORAZON.



LUCIERNAGA ILUMINA.

Te has puesto a pensar en aquel pequeño animalito llamado luciérnaga??? si no tuviera su luz pasaría muy inadvertido, quisá hasta molestaría, sin embargo con su pequeña pero brillante luz, llama mucho la atención, si bien es cierto su luz es tan pequeña que no alcanza a alumbrar un camino, pero todos la ven, esta es la luz que debemos imitar, seamos luciérnagas donde quiera que vayamos y aunque nuestra luz no alcance a todos, al menos no pasaremos imperceptibles por el mundo, pero que luz? te preguntarás? la luz del evangelio de Jesucristo, esa es la luz que debe alumbrar nuestra vida e ir con nosotros a donde quiera que vayamos, cada mañana, retomemos la luz de Cristo y salgamos a alumbrar a los que nos rodean. A unos les gustará esa luz y buscarán nuestra guía, a muchos les molestará y se apartarán de nosotros, otros tratarán de que esa luz se apague, pero como la luciérnaga cuando se ve amenazada encendamos mas esa luz y volemos alto de manera que nadie pueda opacarnos. Solo así siendo luciérnagas de la luz de Cristo, sumandonos una a una lograremos iluminar el mundo que se sumerge cada vez mas en tinieblas.

LUCIERNAGA DE AMOR CAUTIVA

 

En un pueblo lejano

enclavado en la sierra

vivía un ruiseñor

amante de las letras.

Brillaban en sus alas

destellos de tristezas

dolores que la vida

pintara sobre ellas.

Le conocían los caminos

le amaban los almendros

al ruiseñor que en el pecho

llevaba plumas de duelo.

Sólo escribiendo era libre

novelando sus sueños

dibujando en caligrafías

alas que llevaban al cielo.

Le vi volando una tarde

sobre un jardín de poemas

mientras las letras coquetas

se empinaban para verlo.

Dejó sin sospechar él

a una luciérnaga de amor cautiva

alumbrando en la oscuridad

por si él regresaba algún día

Pasó un largo tiempo

o así lo sintió ella

(pues de tiempos de amor

sólo entienden las estrellas)

hasta que el viento en una ráfaga

de ternura y tibieza

llevó al ruiseñor nuevamente

al jardín de los poemas

Lo que ocurrió después

es por todos sabido

él cruzó los mares

en busca de su nido.

Fue entonces que supieron

que no existen fronteras

para el sentimiento que une

al ruiseñor y la luciérnaga

En un pueblo lejano

él prepara su vuelta

a la tierra donde sabe

su amor le ansía y le sueña.

El dejará testimonio

de su amor en una novela,

mientras ella le irá bordando

sentimientos en poemas.

MIS ALAS de CARMEN ROCAMORA

Mis alas….

 

Mi alma tiene alas

poderosas e infalibles

grandes y fuertes

suaves y tiernas

invisibles

Con ellas vuelo

y me siento libre

de ataduras y mordazas

de pasados turbulentos

y de futuros inciertos

Con ellas me cubro

y me repliego

cuando la inquietud me asfixia

y me oculto agazapada

huyendo de la desdicha

Mis alas me llevan aquí y allá

para perseguir mis sueños

con ellas gano la libertad

tras ellas abandono la soledad

sin ellas….

no podría volar!!

de

Carmen Rocamora

ESTRELLITAS VIVIENTES.

Estrellitas vivientes de campos y prados.

Lámparitas del nochero peregrino que

sus luces entonan en coro. 

Como notas de

cristal danzarinas en noches de bella luna.

Luciérnagas

 nocheras..., estrellitas primorosas que

alumbran al andar en oscuras noches.

Bellos luceritos de luz...,

 farolitos tintineates en románticas serenatas.

Los niños las atrapan al vuelo...,

y las llevan en sus manos con mucho cuidado...,

por ser linternitas del cielo...,

pero cuando comprenden  que son  milagritos nocturnos...,

las dejan ir. 

Qué nostálgicos recuerdos a mi memoria acuden.

!Ay!, lucesitas...,

 no me dejen sola,

amadas...,  luciérnagas preciosas...!!!

de 

Luz T. Maldonado Folkerts

Cristian Castro - Super mix (+lista de reproducción)

UNA LUCIERNAGA TURQUEZA HABITA EN TUS OJOS.



Deja que mi anchura te rodee

y mis manos enciendan

la  luciérnaga turquesa que habita en tus ojos

te enseñare caricias que te sabrán 

a levadura a tiempo y rocío de mar

tus espigas de trigo maduro

meceré en el viento de mi amor

inunda  mi alma entre el gemido

húmedo y tu risa de lluvia

y cenaremos tu pan crepuscular