Ver las luciérnagas brillantes en las calurosas noches de verano, es un fenómeno natural que aquel que ha vivido no olvida nunca.
Ver las luciérnagas brillantes en las calurosas noches de verano, es un fenómeno natural que aquel que ha vivido no olvida nunca.
Una luz por lo general intermitente, y que brilla de manera distinta en cada especie. Una señal óptica producto de unas reacciones químicas en la que una molécula, la luciferina, reacciona con el oxígeno en un proceso extraordinariamente eficiente, donde menos del 2% de la energía se convierte en calor (lo que contrasta, por ejemplo, con el 95% de pérdida de una lámpara normal).
Pero existe una demostración de esta maravilla aún mas impresionante. Al atardecer en ríos del Sudeste Asiático (Tailandia, Malasia o Borneo), miles de luciérnagas macho se reúnen, y cuando el sol se oculta comienzan a emitir luz, al principio de manera desordenada. Después de una hora -no es instantáneo- esa forma aleatoria se convierte en coordinada. Es entonces cuando pequeños grupos emitiendo luz a la vez, cubren los árboles de la orilla del río a lo largo de todo un kilómetro y medio.
Un hermoso comportamiento cooperativo de miles de luciérnagas comunicándose, en perfecta sincronía para enviar un mensaje a las hembras. La luz combinada de estos insectos de la familia de los coleópteros, es tan brillante que los pescadores en alta mar la usan como faro, para encontrar el camino a sus ríos de origen.
Una luz por lo general intermitente, y que brilla de manera distinta en cada especie. Una señal óptica producto de unas reacciones químicas en la que una molécula, la luciferina, reacciona con el oxígeno en un proceso extraordinariamente eficiente, donde menos del 2% de la energía se convierte en calor (lo que contrasta, por ejemplo, con el 95% de pérdida de una lámpara normal).
Pero existe una demostración de esta maravilla aún mas impresionante. Al atardecer en ríos del Sudeste Asiático (Tailandia, Malasia o Borneo), miles de luciérnagas macho se reúnen, y cuando el sol se oculta comienzan a emitir luz, al principio de manera desordenada. Después de una hora -no es instantáneo- esa forma aleatoria se convierte en coordinada. Es entonces cuando pequeños grupos emitiendo luz a la vez, cubren los árboles de la orilla del río a lo largo de todo un kilómetro y medio.
UN hermoso comportamiento cooperativo de miles de luciérnagas comunicándose, en perfecta sincronía para enviar un mensaje a las hembras. La luz combinada de estos insectos de la familia de los coleópteros, es tan brillante que los pescadores en alta mar la usan como faro, para encontrar el camino a sus ríos de origen.
Ver las luciérnagas brillantes en las calurosas noches de verano, es un fenómeno natural que aquel que ha vivido no olvida nunca.
Una luz por lo general intermitente, y que brilla de manera distinta en cada especie. Una señal óptica producto de unas reacciones químicas en la que una molécula, la luciferina, reacciona con el oxígeno en un proceso extraordinariamente eficiente, donde menos del 2% de la energía se convierte en calor (lo que contrasta, por ejemplo, con el 95% de pérdida de una lámpara normal).
Pero existe una demostración de esta maravilla aún mas impresionante. Al atardecer en ríos del Sudeste Asiático (Tailandia, Malasia o Borneo), miles de luciérnagas macho se reúnen, y cuando el sol se oculta comienzan a emitir luz, al principio de manera desordenada. Después de una hora -no es instantáneo- esa forma aleatoria se convierte en coordinada. Es entonces cuando pequeños grupos emitiendo luz a la vez, cubren los árboles de la orilla del río a lo largo de todo un kilómetro y medio.
Un hermoso comportamiento cooperativo de miles de luciérnagas comunicándose, en perfecta sincronía para enviar un mensaje a las hembras. La luz combinada de estos insectos de la familia de los coleópteros, es tan brillante que los pescadores en alta mar la usan como faro, para encontrar el camino a sus ríos de origen.
Una luz por lo general intermitente, y que brilla de manera distinta en cada especie. Una señal óptica producto de unas reacciones químicas en la que una molécula, la luciferina, reacciona con el oxígeno en un proceso extraordinariamente eficiente, donde menos del 2% de la energía se convierte en calor (lo que contrasta, por ejemplo, con el 95% de pérdida de una lámpara normal).
Pero existe una demostración de esta maravilla aún mas impresionante. Al atardecer en ríos del Sudeste Asiático (Tailandia, Malasia o Borneo), miles de luciérnagas macho se reúnen, y cuando el sol se oculta comienzan a emitir luz, al principio de manera desordenada. Después de una hora -no es instantáneo- esa forma aleatoria se convierte en coordinada. Es entonces cuando pequeños grupos emitiendo luz a la vez, cubren los árboles de la orilla del río a lo largo de todo un kilómetro y medio.
UN hermoso comportamiento cooperativo de miles de luciérnagas comunicándose, en perfecta sincronía para enviar un mensaje a las hembras. La luz combinada de estos insectos de la familia de los coleópteros, es tan brillante que los pescadores en alta mar la usan como faro, para encontrar el camino a sus ríos de origen.
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