Hay pocas cosas más encantadoras, en todo el sentido
de la palabra, que las luciérnagas en la noche.
El recuerdo de luciérnagas cuando éramos niños
puede ser uno de los más fantásticos: pequeñísimos
insectos emitiendo luces aquí y allá, alucinadamente.
Pero además de su carismático show de luces,
las luciérnagas son insectos maravillosos.
Cada especie tiene un patrón específico de flashes
de luz, y los machos usan este patrón para avisar
a las hembras de la misma especie que serían un
buen partido para ellas. Cuando una hembra
encuentra un partido prometedor, responde
con su propio patrón de intermitencias.
Algunas especies se sincronizan en un hermoso
juego de luminiscencias.
Un mundo sin luciérnagas sería,
sin duda,
un mundo más triste.
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