Había una vez un unicornio muy hermoso. Era de un blanco tan impecable y tan puro que todos le llamaban Nieve. Nieve ganaba todos los concursos de belleza que se celebraban en su reino desde que era niño.
Pero Nieve fue haciéndose mayor, y otros unicornios más jóvenes empezaron a participar en los concursos de belleza. Nieve seguía siendo el más hermoso y seguía ganando todos los concursos. Pero a Nieve le irritaba la presencia de aquellos unicornios que querían ocupar su puesto, y se paseaba altivo y desafiante delante de ellos con su medalla al final de los concursos.
Un día llegó al Reino de los Unicornios la noticia de la celebración de un concurso mundial de belleza en el que participarían todas las especies fantásticas del mundo para elegir a la más hermosa de todas ellas. Los gobernantes del Reino de los Unicornios seleccionaron a los unicornios más hermosos para ser los representantes en el concurso mundial. Entre ellos estaba Nieve.
Llegó el día del concurso. Todos los unicornios miraban con recelo a Nieve, que se creía superior a los demás. Pero estaba tan preocupado por demostrar que él era el más hermoso que no se dio cuenta de que se había una pared recién pintada y se manchó los cuartos traseros de color negro.
Cuando los unicornios vieron la gran mancha de Nieve quedaron horrorizados. Así no podrían ganar el concurso.
- Todo está perdido -se lamentaban.
En ese momento oyeron la llamada. Era su turno. Tenían que salir.
- No podemos presentarnos así -dijo Nieve-. Será mejor que yo no vaya.
- Tenemos que salir todos o quedaremos descalificados -dijo el unicornio más joven-. Haz como si no pasara nada. Nosotros te taparemos para que no se te vea mucho.
A Nieve no le quedó más remedio que aceptar, y dejó que sus compañeros se lucieran más que él. Y cuando le tocó el turno de salir en solitario paseo con gracia y elegancia, como si nada hubiera pasado.
Finalmente los unicornios fueron elegidos como la especie fantástica más hermosa.
- Nunca antes habíamos visto lucir con tanta gracia una imperfección semejante -dijo el presidente del jurado.
Nieve agradeció a sus compañeros el apoyo y se disculpó por haber sido tan arrogante.
Desde entonces, Nieve celebra sus victorias con los demás unicornios mientras se preparan para la siguiente edición del concurso mundial de belleza fantástica.
Pero Nieve fue haciéndose mayor, y otros unicornios más jóvenes empezaron a participar en los concursos de belleza. Nieve seguía siendo el más hermoso y seguía ganando todos los concursos. Pero a Nieve le irritaba la presencia de aquellos unicornios que querían ocupar su puesto, y se paseaba altivo y desafiante delante de ellos con su medalla al final de los concursos.
Un día llegó al Reino de los Unicornios la noticia de la celebración de un concurso mundial de belleza en el que participarían todas las especies fantásticas del mundo para elegir a la más hermosa de todas ellas. Los gobernantes del Reino de los Unicornios seleccionaron a los unicornios más hermosos para ser los representantes en el concurso mundial. Entre ellos estaba Nieve.
Llegó el día del concurso. Todos los unicornios miraban con recelo a Nieve, que se creía superior a los demás. Pero estaba tan preocupado por demostrar que él era el más hermoso que no se dio cuenta de que se había una pared recién pintada y se manchó los cuartos traseros de color negro.
Cuando los unicornios vieron la gran mancha de Nieve quedaron horrorizados. Así no podrían ganar el concurso.
- Todo está perdido -se lamentaban.
En ese momento oyeron la llamada. Era su turno. Tenían que salir.
- No podemos presentarnos así -dijo Nieve-. Será mejor que yo no vaya.
- Tenemos que salir todos o quedaremos descalificados -dijo el unicornio más joven-. Haz como si no pasara nada. Nosotros te taparemos para que no se te vea mucho.
A Nieve no le quedó más remedio que aceptar, y dejó que sus compañeros se lucieran más que él. Y cuando le tocó el turno de salir en solitario paseo con gracia y elegancia, como si nada hubiera pasado.
Finalmente los unicornios fueron elegidos como la especie fantástica más hermosa.
- Nunca antes habíamos visto lucir con tanta gracia una imperfección semejante -dijo el presidente del jurado.
Nieve agradeció a sus compañeros el apoyo y se disculpó por haber sido tan arrogante.
Desde entonces, Nieve celebra sus victorias con los demás unicornios mientras se preparan para la siguiente edición del concurso mundial de belleza fantástica.
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