La luciérnaga mágica
POR ANGEL SANCHEZ FUENTES
La luciérnaga mágica
Érase una vez un mundo perfecto, en el que el sol ilumina los días y la luna, las noches. Todo era felicidad para los humanos, las hadas mágicas, los duendes y los animales. Reinaba la paz y la esperanza, por lo que nunca había tenido problemas.
Sin embargo, un día el sol no salió como lo hizo todas las mañanas y los seres que habitaban la Tierra entraron en una depresión profunda.
El ogro, además de ser solitario, era muy envidioso, pues no soportaba que los demás estaban felices.
Las hadas mágicas rápidamente le preguntaron a los duendes qué sucedió. El duende mayor les dijo que un ogro solitario había encerrado la paz y la tranquilidad en el centro de la tierra.
El hada mayor y el duende mayor se reunieron para buscar una solución al problema. Por eso, con sus poderes mágicos lograron crear una luciérnaga con 8 patas y 4 alas.
La única solución para que el sol volviera a iluminar los días y los habitantes de la Tierra felices, era el ogro sintiera amor, algo bastante complicado de conseguir.
El propósito principal de la luciérnaga era que la esperanza y la paz volvieran a reinar en el mundo, por lo que la luz también podría regresar.
El hada y el duende le dijeron a la lucérnaga que el camino más sencillo no siempre es el más indicado y el amor era lo único que podía ayudar. Del mismo modo, podría tocar su propio corazón para que el haya transmitido los buenos sentimientos y sus antenas, en el caso de que necesite sabiduría.
El largo camino de la luciérnaga
Al llegar al centro de la Tierra, la luciérnaga puede cambiar dos caminos posibles. El primero era corto y completamente iluminado, mientras que el otro largo y bastante oscuro.
Inmediatamente la luciérnaga grabó lo dicho por el hada y el duende sobre el camino más sencillo, por lo cual tomar el más difícil.
Cuando se registraron el camino, la luciérnaga escuchó unos sonidos perturbadores; sin embargo, tocó su corazón y el hada le dijo que debía pensar en cosas hermosas, ser valiente y estar atento.
Al pensar positivamente, la luciérnaga puede recorrer todo el camino sin mayores dificultades. Cuando llegó, se encontró con un anciano que cuidaba una puerta.
La luciérnaga le pidió al anciano si podría pasar, pero este le dijo que no era posible, a menos que responda tres acertijos correctamente. Además, le comunicó que si fallaba uno, moriría.
Rápidamente la luciérnaga grabó el poder que le otorgaría el duende y el tocó sus antenas para poder ser más sabia, aceptando el reto al instante.
Las preguntas del anciano fueron:
¿Qué es lo primero que harías al estar bajo el sol?
La Luciérnaga Contestó que lo primero que sucedería si estuviese bajo el sol volvería a ser su propio cuerpo haría sombra.
El anciano, bastante emocionado, le dijo que había respondido correctamente la primera pregunta.
¿Qué hay en el interior de un agujero profundo?
La luciérnaga respondió que las preguntas eran muy fáciles y respondió que no había nada.
El anciano nuevamente le respondió que estaba en lo correcto.
En mis manos se encuentra una mariposa, ¿estará viva o muerta?
La luciérnaga comenzó a desesperarse y no sabía qué responder, a pesar de que tocaba el corazón y las antenas.
El anciano se percató de eso y le dijo que tenía tranquilidad, porque la ansiedad y la desesperación no llevaban a ningún lado. Además, ella sola tenía la posibilidad de resolver el acertijo, según él.
La luciérnaga grabó que el hada y el duende nunca estuvieron con ella, sino que la confianza en sí misma fue la clave para superar todos los obstáculos que se enfrentan al camino. Por eso le respondió al anciano: «En realidad, la mariposa podría estar viva o muerta, puesto que no depende de mí, sino de las manos en las que se encuentran.
El anciano, visiblemente emocionado, le dijo que había respondido de manera correcta y abrió la puerta del agujero.
De inmediato la luciérnaga entró y recogió la paz y la esperanza para llevarlas nuevamente a la superficie.
El regreso a la felicidad
Aun así, su misión todavía no había concluido, porque había regresado. Además, para la paz y la esperanza volveremos al mundo, era necesario obtener la luz, que la poseía el ogro.
Cuando estaba regresando, la luciérnaga nuevamente escuchó los sonidos perturbadores; aunque grabe lo que requiera confiar en sí mismo, por lo cual se dedicó a escuchar explícitamente.
Los sonidos resultaron provenir del ogro, quien estaba poseído por la envidia. La luciérnaga logró desencantarlo y alejar para siempre la envidia de él.
El ogro, agradecido con la luciérnaga, le dio la luz como gratitud y la acompañó hasta donde estaban el hada y el duende. Allí todos juntos unieron la luz, la paz y la esperanza, y las esparcieron alrededor del mundo.
La luz del sol y la luna regresaron y todos los seres volvieron a ser felices, sobre todo el ogro y la luciérnaga.
Moraleja
La luciérnaga no confiaba en sus capacidades ni creía en sí misma, por lo que el hada y el duende la tenían que ayudar. Afortunadamente ella entendió en un momento difícil que confiaba más en sus capacidades y no dependía de lo que pensaran o dijeran los demás.
Por otra parte, el ogro aprendió que el amor y la felicidad son muy importantes. Asimismo, él estaba poseído por la envidia, algo que nunca será bueno ni ayudará en la vida.
La luciérnaga mágica un cuento para descubrir las propias capacidades y autovalor
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